Todo partió una noche cuando metiéndome en un conocido chat de mi país, conocí a Anita. Agradable señorita de 29 años, estudiante y ya separada años atrás.
por motivo de trabajo y estudios ella estaba en Capital realizando ambas cosas. No me considero un tipo modelo, pero tengo mi gracia. Tengo 19 años, mido 1.70, pelo castaño oscuro corto, ojos café, trigueño, contextura delgada. Ella era de 1.60, también delgada, pelo corto, y con un culo muy paradito y pequeños pechos, pero ricos.
Cuando la conocí por el chat hablamos tendidamente intercambiando correo y posteriormente hablando por MSN. Ahí también la conocí por foto y cámara web.
Después de un tiempo de msn (casi 1 mes), decidimos juntarnos. Yo la pasaría buscar a Anita cerca de la casa donde se estaba hospedando. Era una noche de invierno.
Ambos estábamos nerviosos. No decidíamos donde estacionar el auto para conversar más directamente de todo lo que habíamos hablado anteriormente por el MSN. Así que bueno, busqué un estacionamiento privado y ahí estacioné el auto.
Cuando todo iba encaminado. Después de más de 1 hora de charla retomamos lo que veníamos hablando por MSN, más precisamente lo elevado de algunas de esas conversaciones.
Ella se acordó que deseaba que le mostrara mi ropa interior. Yo llevaba un boxer negro, y después de un par de minutos allí estaba yo desabrochándome el cinturón y abriendo un poco el jean (imagínense que con eso ya estaba algo erecto mi niño).
Anita miraba fijamente mi boxer. Me pidió que abriera más mi jeans, y yo instintivamente le dije: “¿No querés tocar?” Ella como por impulso puso su mano sobre mi boxer y empezó a masajear lentamente. Después de un rato comenzamos a besarnos y ella seguía tocándome. Pero cuando yo comencé a tocar sus pechos por encima de la ropa, ella metió su mano, bajó más mi boxer y sacó mi pene erecto fuera de su encierro.
Lentamente lo masajeaba sintiéndome mojado de a poco. Mientras yo bajaba mis manos y las ponía dentro de su ropa y sobre sus pechitos que como dije eran pequeños, pero sus pezones muy grandes cuando se erectaban y duros.
Nos besábamos muy apasionadamente. Tanto que pasé una de mis manos a acariciar ese rico culo el cual se veía muy apretado en ese jean. Todo era excitante y cada cierto rato debíamos parar porque estábamos en un lugar donde nos podían ver. Aunque sentir eso calentaba más la situación…
Pero ya cuando notábamos que nadie más pasaba, Anita bajó su mano y acarició mis testículos de a poco. Me bajó un poco más los jeans para estar cómoda con sus manos y yo seguía acariciándole la cola.
Pasó un rato y estaba por acabar. Le dije a Anita que lo haría, y ella me comenzó a masturbar más rápidamente, por lo que acabé de una, lanzando unos chorros sobre mi estómago.
Nos limpiamos, unos besos y regresamos para dejarla en su casa. Desde ese día nos llamamos en la semana, seguimos en contacto y nuevamente, al cabo de 2 semanas nos volvimos a juntar, la pasé a buscar, pero esta vez con otro rumbo.
Fuimos a un lugar donde por la noche el cielo se ve muy despejado y lleno de estrellas. Eran cerca de las 10.30pm e íbamos conversando, escuchando música, algunos besos locos en el camino y demás. Estábamos en mitad de la nada escuchando música, besándonos como locos, cuando ella comenzó a tocar mi entrepierna, y todo empezó otra vez. Sus pechos, su culito y su entrepierna también... le desabroché el pantalón.
Sentía como estaba ya de mojada. La tomé y al oído le indiqué que nos pasáramos al asiento de atrás donde estaríamos más cómodos. Ahí no aguanté. Ella abrió mi pantalón, bajó mi jean y mi boxer. Sacó mi pene y comenzó a masturbarme nuevamente. Yo saqué completamente su jean y la dejé casi desnuda.
Le dije que quería que me la chupara. Y como una esclava bajó su cabeza y sus labios a mi pene, dándome lengüetazos bajando hasta mis testículos y subiendo otra vez. Yo también comencé a hacer lo mío. Hice a un lado el pequeño hilo que llevaba y lentamente metí mi primer dedo en esa húmeda cueva, e inmediatamente ella se estremeció. Tanto que comenzó a darme una mamada más rápida. En seguida nos fuimos los dos… mientras ella se tocaba sus pechos.
Unos minutos después me abalancé sobre ella, besando sus labios primeramente, y luego bajando hasta sus pechos pequeños. Ella gemía por el placer, tomó mi pene que comenzaba a recuperarse y lo masajeaba. Después de unos minutos me dijo que era hora de sentirme dentro, así que tomé un preservativo (en caso de guerra siempre es bueno andar con cascos) y me lo puso.
La puse de espaldas a mi, yo apoyado sobre el asiento y ella sobre el asiento de adelante. Puse mi punta a la entrada y le dije que bajara. Ella sin más se montó sobre mi pene subiendo y bajando... mientras yo apretaba sus pezones, besaba su espalda y a ratos masajeaba su rico culito...
Después de un rato así en esa faena, mi pene no aguantó más. De repente soltó un grito dejándose caer sobre mi pene y yo solté un leve respiro de alivio al vaciar vacié mi semen dentro.
Desde esa ocasión, estuve una vez más con ella en la Pensión donde se había cambiado... pero ahí ya fue otra historia...
por motivo de trabajo y estudios ella estaba en Capital realizando ambas cosas. No me considero un tipo modelo, pero tengo mi gracia. Tengo 19 años, mido 1.70, pelo castaño oscuro corto, ojos café, trigueño, contextura delgada. Ella era de 1.60, también delgada, pelo corto, y con un culo muy paradito y pequeños pechos, pero ricos.
Cuando la conocí por el chat hablamos tendidamente intercambiando correo y posteriormente hablando por MSN. Ahí también la conocí por foto y cámara web.
Después de un tiempo de msn (casi 1 mes), decidimos juntarnos. Yo la pasaría buscar a Anita cerca de la casa donde se estaba hospedando. Era una noche de invierno.
Ambos estábamos nerviosos. No decidíamos donde estacionar el auto para conversar más directamente de todo lo que habíamos hablado anteriormente por el MSN. Así que bueno, busqué un estacionamiento privado y ahí estacioné el auto.
Cuando todo iba encaminado. Después de más de 1 hora de charla retomamos lo que veníamos hablando por MSN, más precisamente lo elevado de algunas de esas conversaciones.
Ella se acordó que deseaba que le mostrara mi ropa interior. Yo llevaba un boxer negro, y después de un par de minutos allí estaba yo desabrochándome el cinturón y abriendo un poco el jean (imagínense que con eso ya estaba algo erecto mi niño).
Anita miraba fijamente mi boxer. Me pidió que abriera más mi jeans, y yo instintivamente le dije: “¿No querés tocar?” Ella como por impulso puso su mano sobre mi boxer y empezó a masajear lentamente. Después de un rato comenzamos a besarnos y ella seguía tocándome. Pero cuando yo comencé a tocar sus pechos por encima de la ropa, ella metió su mano, bajó más mi boxer y sacó mi pene erecto fuera de su encierro.
Lentamente lo masajeaba sintiéndome mojado de a poco. Mientras yo bajaba mis manos y las ponía dentro de su ropa y sobre sus pechitos que como dije eran pequeños, pero sus pezones muy grandes cuando se erectaban y duros.
Nos besábamos muy apasionadamente. Tanto que pasé una de mis manos a acariciar ese rico culo el cual se veía muy apretado en ese jean. Todo era excitante y cada cierto rato debíamos parar porque estábamos en un lugar donde nos podían ver. Aunque sentir eso calentaba más la situación…
Pero ya cuando notábamos que nadie más pasaba, Anita bajó su mano y acarició mis testículos de a poco. Me bajó un poco más los jeans para estar cómoda con sus manos y yo seguía acariciándole la cola.
Pasó un rato y estaba por acabar. Le dije a Anita que lo haría, y ella me comenzó a masturbar más rápidamente, por lo que acabé de una, lanzando unos chorros sobre mi estómago.
Nos limpiamos, unos besos y regresamos para dejarla en su casa. Desde ese día nos llamamos en la semana, seguimos en contacto y nuevamente, al cabo de 2 semanas nos volvimos a juntar, la pasé a buscar, pero esta vez con otro rumbo.
Fuimos a un lugar donde por la noche el cielo se ve muy despejado y lleno de estrellas. Eran cerca de las 10.30pm e íbamos conversando, escuchando música, algunos besos locos en el camino y demás. Estábamos en mitad de la nada escuchando música, besándonos como locos, cuando ella comenzó a tocar mi entrepierna, y todo empezó otra vez. Sus pechos, su culito y su entrepierna también... le desabroché el pantalón.
Sentía como estaba ya de mojada. La tomé y al oído le indiqué que nos pasáramos al asiento de atrás donde estaríamos más cómodos. Ahí no aguanté. Ella abrió mi pantalón, bajó mi jean y mi boxer. Sacó mi pene y comenzó a masturbarme nuevamente. Yo saqué completamente su jean y la dejé casi desnuda.
Le dije que quería que me la chupara. Y como una esclava bajó su cabeza y sus labios a mi pene, dándome lengüetazos bajando hasta mis testículos y subiendo otra vez. Yo también comencé a hacer lo mío. Hice a un lado el pequeño hilo que llevaba y lentamente metí mi primer dedo en esa húmeda cueva, e inmediatamente ella se estremeció. Tanto que comenzó a darme una mamada más rápida. En seguida nos fuimos los dos… mientras ella se tocaba sus pechos.
Unos minutos después me abalancé sobre ella, besando sus labios primeramente, y luego bajando hasta sus pechos pequeños. Ella gemía por el placer, tomó mi pene que comenzaba a recuperarse y lo masajeaba. Después de unos minutos me dijo que era hora de sentirme dentro, así que tomé un preservativo (en caso de guerra siempre es bueno andar con cascos) y me lo puso.
La puse de espaldas a mi, yo apoyado sobre el asiento y ella sobre el asiento de adelante. Puse mi punta a la entrada y le dije que bajara. Ella sin más se montó sobre mi pene subiendo y bajando... mientras yo apretaba sus pezones, besaba su espalda y a ratos masajeaba su rico culito...
Después de un rato así en esa faena, mi pene no aguantó más. De repente soltó un grito dejándose caer sobre mi pene y yo solté un leve respiro de alivio al vaciar vacié mi semen dentro.
Desde esa ocasión, estuve una vez más con ella en la Pensión donde se había cambiado... pero ahí ya fue otra historia...