lunes, 2 de noviembre de 2009

Mi despedida de soltera

Relatos EroticosMi nombre es Sofía y tengo 23 años. Hacia como mas de 4 meses que estábamos organizando nuestra casamiento con Hugo, mi novio, con el que vivía, de hacía más de año. Con la llegada de los acontecimientos, tomamos la decisión de regresar a casa de nuestros padres, hasta el día de la boda. Los respectivos trabajos, la separación temporaria y los preparativos habituales, no nos permitió tener sexo en ese periodo.

Nuestra vida sexual, era muy activa y apasionada, aunque a veces me negaba ante las propuestas de Hugo de hacer algún tipo de innovación, como tener sexo anal o involucrar a otra persona (fundamentalmente una mujer). No era de mi entero agrado hacerlo, aunque debo ser sincera, a veces tenía fantasías sobre ese tema.

Volviendo a lo que decía, nuestra actividad en esos días era bastante intensa, sumado a las consabidas despedidas de soltero. La mía se bahía organizado, para tres noches antes de la boda, coincidiendo con la de Hugo que se la hacían sus amigos. La última semana, fue terrible, todos preparativos previos, la fiesta, la iglesia, el vestido de novia, el viaje y todo lo concerniente casamiento.

Llego la noche de la despedida, me vestí con una remera y jeans, previendo lo que mis amigas podrían llegar a prepararme. La reunión comenzaba en una cantina. La mesa reservada, estaba en un lugar apartado del local del resto del salón, para permitir divertirnos con una mayor libertad. A la llegada de todas mis amigas y mi cuñada, comenzó la cena. Como generalmente ocurre en estos casos, bebimos un poco más de la cuenta, aumentando nuestra alegría. Con la finalización de los postres, llegaron los obsequios de mis amigas, que hasta el momento todo se desarrollaba con demasiada corrección.

Al abrir el ultimo regalo, quede sorprendida, se trataba de una súper mini falda negra, con una blusa roja., las mire a todas con sorpresa. Ni bien la tuve en mis manos, me obligaron a ponerme esas prendas. Me negué en un principio, pero fue imposible resistirme, así que accedí.

Me llevaron al baño, para que me cambiase de prendas. Me quite lo puesto quedando, en sostén y tanga. Me exigieron, que me quitarse el sostén, y colocarme, una tanguita, que se trataba de un hilo de algodón. Miré a las chicas, sorprendida, que no cesaban de incitarme a que me lo ponga. Me negué, a lo que su reacción fue:

O lo haces tú, o lo hacemos nosotras – contestaron a coro

Como supuse que lo harían, les respondí:

"Está bien, pero lo haré en el excusado"

Entré, cerrando la puerta (debo aclarar que soy un poco escrupulosa en ese aspecto), me saque mi ropa interior, y las tire por arriba de la puerta, como habían dicho. Sin otra alternativa, me coloque la tanguita, que inmediatamente ese cordón se me empezó a perder entre mis cavidades, quedando muy poco a la vista. Aflorando mis labios vaginales. Termine de colocarla blusa, que con lo escotado que era, mis tetas que son como dos pomelos, trataban de escapar en el momento menos pensado, agregando a esto la minifalda que dejaba ver el final de mis cachetes traseros. Al verme fueron risas y cargadas, no muy divertidas para mí.

El broche final, fueron unas botas de cuero negro, que pasaban mis rodillas. Acto seguido pintaron mi rostro, con un rojo intenso en mis labios y un violeta en mis parpados. Al verme en un espejo mi aspecto se asemejaba a una prostituta. Mi ropa desapareció, y así como estaba propusieron ir a un lugar cercano de stripper, dirigiéndonos en varios autos.

Me sentía de lo más ridícula y llena de vergüenza, al entrar al salón, ante la mirada de los concurrentes al recinto. Por suerte había otras despedidas y chicas en situación similar a la mía. Después de ver como realizaban los típicos bailes llenos de sensualidad y erotismo Entre gritos y risas, ante la insistencia de mis amigas, uno de los chicos me tomo de la mano para subir al escenario, rehusarme era imposible, a lo que accedí ante la insistencia de mis amigas. Los malos tragos hay que pasarlos rápido.

El tipo que me tomo, me vapuleaba para todos lados, trataba de cuidar de que no se vieran mis partes privadas, con la escasa ropa que tenia, era casi imposible que no se me viera algo. Hasta se escapo una teta de mi escotada blusa, en uno de los movimientos que me sometían. El stripper frotaba su cuerpo contra el mío, y con movimientos muy sensuales, rozaba su bulto contra cuerpo. No me manoseaba demasiado, pero su contacto era cada vez más prolongado.

La bebida que tenía encima, más los rozamientos, contra mi piel, la forma que me tomaba y la abstinencia de más de una semana, adicionando el cordón, que friccionaban en mi raja hizo que empezara a estimularme. El baile, continuo un buen rato, hasta que me dejo, para tomar a otra chica. Baje del escenario, algo calentita y creo que hasta húmeda.

Salimos del local después de hora y media, caminando en grupo, por una calle céntrica, con algo de gente. Para continuar divirtiéndose, y prometiendo ser la última, me obligaron a caminar sola 10 metros adelante de ellas, meneando la cola. Accedí, No me era nada divertido, por que, cada tipo que pasaban algo me decía. Así lo hice como dos cuadras, cuando decidí darme vuelta, para decirles que ya era suficiente. Las hijas de puta habían desaparecido, hasta Miriam, mi cuñada quien me trajo en su auto, se había esfumado.

Camine con rabia por esa calle, puteándolas para mis adentros, tratando de ubicarlas, aunque suponía que estarían escondidas por algún lugar. Mi indumentaria, hacia que transeúnte que pasaba, y desde los autos me gritaba de todo, hasta cuanto cobraba. Estaba más que irritada, mientras vagué como 20 minutos, sin lograr ubicar un taxi, comencé a atemorizar, además de la bronca que tenia por dejarme abandonada. No podía comunicarme con mi novio, por que el celular estaba en manos de las chicas.

Empezaba a desesperarme la situación, hasta que por el centro de la calle, apareció un auto con dos mujeres, una era Andrea, amiga de mi cuñada y la otra Susy, que no estuvo en la despedida, ni conocía. Me volvió el alma al cuerpo. Me invitaron a subir, a lo que accedí gustosa y aliviada. Después de presentarme a Susy (muy bella y sensual) Se comprometieron a llevarme a mi casa, pero antes iríamos hasta lo de su amiga.

Me comentó que pensaban dejarme, más tiempo sola, pero creyó que ya la broma era suficiente. Y regreso a buscar con su amiga. Después de un viaje de 15 a 20 minutos arribamos a su departamento, muy amplio y muy bien decorado.

Me invitaron a ponerme cómoda ofreciéndome algo de beber., a lo que acepte para tratar de tranquilizarme. Pregunté si me podrían llevar, a lo que me convencieron de quedarme, si era de mi agrado, y de paso dar el punto final a mi despedida. A pesar que tenía ganas de regresar a casa, me agradó la idea, me encontraba cómoda en su compañía, además no trabajaba al día siguiente

Susy se sentó a mi lado, mientras Andrea lo hizo en otro sillón. Ya me había relajado algo, pero las copas que tenia encima, no me hacían coordinar demasiado bien y me reía por cualquier pavada. Me quite las botas, que realmente, me mataban. Susy, se ofreció a ayudarme, al sentir su mano tocar mi entrepierna un suave escalofrío recorría mi cuerpo. Una de ellas propuso ver unas películas porno de lesbianas. Si bien no eran de mi total agrado, acepte.

Debo reconocer que estaban muy bien producidas, llenas de sensualidad y erotismo, a tal punto, que llegaron a excitarme

"Te gusto la película?"–pregunto Susy, mientras su mano se depositaba en mi pierna

"Siii" -- conteste un poco azorada, sin saber cómo continuar.

Ese nuevo contacto, volvió a hacerme vibrar de nuevo, a pesar de no querer reconocerlo, me producía una sensación de incitación. Esa situación me ponía bastante densa. En un momento Andrea se levanto y quedamos solas.

Susy, apretó sus dedos contra mi hombro.

Exclamando

"Estas muy tensa, querida, quieres unos masajes?"

No quería pasar por una tímida mojigata, por lo tanto se lo acepte. Que podría ocurrir, si intenta algo que no me agrada, me levanto y me voy, pensé.

"De acuerdo, me encantaría" – Exclamé

Se levanto del sillón y me recostó, .levanto mi blusa, e inicio los masajes, sus manos se recorrían mi desnuda espalda, era muy placentero, no cesaban de friccionar mi piel.

Trato de quitar mi blusa, a lo que me resistí un poco.

"Por favor, no tengas miedo"- con una vos suave y convincente

Me fui desabrochando los botones, hasta que con mucha sutileza me ayudo a quitármela.

Sus manos continuaron con mis pies, subiendo por mis pantorrillas hasta terminar en el nacimiento de mis glúteos. Me sentía en el cielo, me iba relajando, pero a su vez sentía como que me estaba avivando algo por dentro. Sentí cuando corría el cierre de mi cremallera, inconscientemente levante mi culo para permitirle terminar de sacármela, sintiendo su deslizamiento, entre mis piernas.

Ya no pensaba, deseaba que continuara con sus masajes por todo mi cuerpo. Era muy confortable. Mi corazón empezó a latir aceleradamente. La tanguita incrustada entre mis pliegues, no resguardaba en nada mi desnudes. Aunque en ese momento ya no me preocupaba demasiado. Mis sentidos estaban en disfrutar el recorrido de sus manos sobre mi casi desnudo cuerpo, desde los pies a la cabeza.

Me deje llevar, ya no pensaba, me regocijaba ese formidable y sensual masaje. Amasaba mis glúteos, oprimiendo su dedo por mi raya hasta detenerse muy cerca de mi orificio. Mis piernas estaban pegadas, pero con gran habilidad y sutileza, logro separarlas, para deslizar su mano por la entrepierna. De una manera muy habilidosa me estaba llevando a un campo totalmente excitante, al que no ofrecía ningún tipo de resistencia.

El canto de su mano rozaba el borde de mis labios vaginales, introduciendo el cordón de mi único atuendo en mi vulva. La parte inferior de mis glúteos, sentían como sus pulgares se oprimían contra mi ano, pareciendo encajarse la soga de mi tanguita, por todos mis pliegues. Susy, desplazó la parte de la tanga, incrustada en mi vagina, el simple contacto de sus dedos con el borde de mis labios inferiores. Me hicieron exhalar un gemido. Susy se percato de mi sonido, para acrecentar más sus lujuriosos masajes. Sentía que mis pezones se erguían. No sabía bien que hacer, pero realmente me agradaba terriblemente, creo que de saberlo Hugo se alegraría.

Era impotente ante esos masajes tan libidinosos, estaba totalmente entregada. El contacto asiduo de su mano en mi vagina, hizo que comenzara a derramar mis flujos, humedeciendo el cordel. Sentía que se me erizaba mi vello. No tarde en sentir que otras manos se sumaban a las de Susy, continuaron provocando y exaltando mis hormonas.

En lo mejor, me invitaron a llevarme al dormitorio, sin resistencia me deje conducir, me depositaron en una cama amplia, boca arriba. Me sentía algo avergonzada, pero, deseaba que no cesaran esos masajes.

Eran tan delicadas y tenues que permanecí sumisa a sus deseos. Entreabrí mis ojos para ver a Andrea desnuda y a Susy sacándose su ropa. Me sentí un poco confusa e cohibida ante la presencia de Andrea. Pero tengo que reconocer que al ver esos dos atractivos cuerpos desnudos, me excite. No sé si me animaría a ser parte activa de lo que se desencadenaría, pero sí que les permitiría hacer de mí, lo que les plazca,. Me sentía sometida totalmente a sus deseos. Muy pronto las tuve en la cama, en cuclillas, como dos gatas intentando repartirse su festín.

Sus manos recorrían ávidamente, mi cuerpo, tomando mis pechos, apretando suavemente mis pezones. Para no tardar sus lenguas y labios en no dejar de indagar ningún lugar. Sentir mamar de mis pechos al unísono, fue algo tan estremecedor, que no pude dejar de gemir fuertemente. Su lengua recorría mis labios inferiores, que los sentía inflamados, separo el cordón, introduciéndose en mí raja, para socavar con su lengua mi interior. Mojaban sus dedos en mis líquidos, que no paraban de emanar, para introducirlos en mi boca, y chuparlos con desesperación.

Con una tijera, corto los mi tanguita, liberando mi sexo a su supuesto apetito, mordiendo y succionado los bordes inflamados de mi vagina. Andrea empezó a comerme las tetas apasionadamente. Me las empapó todas con su lengua y después se concentró en mis pezones, le dio chuponcitos y mordisquitos que me volvían loca. Susy bajando por mi vientre para llegar a la entrepierna, su lengua entre mis labios vaginales y sobre mi clítoris erecto, enloquecía de placer. Susy, parecía sedienta, tratando de beber mis jugos, con suma vehemencia.

Sus dedos empezaron a buscar el interior de mi vulva húmeda, entraban y salían rápidamente, me hacia doler, pero el goce, lo compensaba. Me retorcía de placer y arqueaba mi espalda, levantando mi pubis, sin poder dejar de irradiar gritos de satisfacción. Me giraron hasta quedar boca abajo, una levantaba y separaba mis nalgas, lamiendo mi cuerpo. Mientras la otra hundía su cara, para jugar con su lengua el borde de ni agujerito. Cada toque eran descargas eléctricas, que no dejaba de expresar, con mis gemidos y gritos. Estaba en la cúspide de mi excitación.

Debo confesar, que nunca había tenido una experiencia de esta índole, y no me arrepiento de haberla experimentado. Sentir dos bocas succionando y lamiendo las partes más sensibles, era algo indescriptible. Me contenía para no venirme, pero el incesante asiduo de sus bocas, acrecentaba mi excitación.

Los dedos hurgaban mi vulva, ya no resistía más. Cuando esperaba mi orgasmo, se detuvieron unos instantes. Instintivamente lleve mi mano a mi sexo, para continuar mi orgasmo contenido. Cuando una mano ato una cuerda a mi muñeca. Me sobresalte en el acto.

-"Tranquila, no temas, queremos que disfrutes el placer que te brindamos"|

Me dijo.

Sellando sus palabras con un cálido beso en mis labios.

Me extrañe, no sentir rechazo a su actitud.

Mi respiración estaba agitada, ante tanto asedio. Deje que siguieran con su juego. Quede atada de pies y manos en cruz a los extremos de los respaldos de la cama. Tensaron bien las cuerdas, y cesaron con sus juegos eróticos, mi pecho se agitaba y mi respiración se entrecortaba. Mas que temor era una terrible expectativa al desarrollo de lo acontecido. Trate de calmarme, mi orgasmo se había interrumpido, Supliqué que prosiguieran, pero no fue así. Al cabo de un tiempo, reanudaron las incursiones, ya deseaba que algo o alguien me penetraran, era una tortura. Me alegre al sentir que dos dedos se introducían por mi raja, la excitación era mayor.

Después de 3 o 4 penetraciones, ceso nuevamente. Estaba más que caliente. Un nuevo descanso, más prolongado, para volverlo a restablecer, realmente era sádico, pero lo hacían muy hábilmente, eran unas profesionales del sexo. (Detalle que pude constatar tiempo después).Mis hormonas estaban más que revolucionadas. Era increíble como poco a poco fui inducida, de manera muy sutil a llegar a tener sexo con otras mujeres, sometiéndome a todas sus pretensiones.

Esta vez vendaron mis ojos, mientras sentía que elevaban mis piernas hacia atrás para quedar pegadas a mi pecho, maniatando mis muñecas a mis tobillos. Posición algo incómoda, que admitía dejar mis aberturas al libre acceso de sus intenciones.

Un trozo de hielo se desplazaba por mis pezones, mientras la lengua de una de ellas, disfrutaba con mi ano, nunca había sentido tanto placer. La movía con gran habilidad yendo de mi clítoris a mi esfínter, disfrutando ese sometimiento al que aplicaban.

Todo iba bárbaro hasta que, un dedo entro en conducto, fue una sensación extraña, la lubricación que tenía, hizo que se deslizara a mi interior, el seguimiento de un segundo dedo, fue más doloroso, pero muy placentero, sentía como mi esfínter se dilataba al paso de esos exploradores.

De pronto mis temores se acrecentaron, al sentir que algo mayor iba a ser introducido por mi ano, pensé que sería un consolador, pero instantáneamente, comprendí que era el pene de un hombre. Grité desesperada por lo que me harían. . Era un hombre, lo percibía, que apoyaba su glande en mi vagina y después en mi culo. Así lo continuo varias veces, sin querer definirlo., sabía que llegaría a penetrarme.

Si bien lo deseaba, no estaba muy dispuesta a permitírselo. Aceptaba a las chicas, pero no un hombre, sentía que de esa manera traicionaba a Hugo, era difícil de entender que cruzaba por mi mente. Desesperada, grité, para después largarme en un llanto desesperado, lloraba como una niña indefensa. Suplicando que no lo hiciera y me desataran.

Hubo un silencio, cuando una mano quito mi venda y pude ver con una gran alegría que el hombre que pretendía penetrarme era Hugo. Ahí, me di cuenta que estaba todo digitado por él. No llegue a putearlo, porque realmente me puse muy contenta al tenerlo frente a mí.

Me beso, y tendió a desatarme, pero le dije,

- No lo hagas y continua la obra que tan bien maquinaste.- le dije

Dándome un beso en los labios, se preparo para penetrarme

Sentía como la punta de su miembro, buscaba mi aro, su glande se oprimía contra él, tratando de acceder. Era doloroso, pero mi calentura, superaba a cualquier dolor. Era tan grande mi necesidad de que me penetraran, que lo soportaba. Lo sentía entrar dolorosamente centímetro a centímetro, a través de mi recto. Supongo que cada vez más enrojecido por el elemento penetrador, hasta que el esfínter parecía latir para tolerar mejor la incursión.

Cuando al fin terminó de entrar y la cabeza se alojó profundamente, dejando sus genitales pegados a mi ano. Era feroz sentir su falo metido hasta mis entrañas, dando la sensación de partirme .Le rogué, que no se moviera, quería disfrutar su aparato en mi interior. Percibía los latidos de su falo en mi íntimo conducto, que no dejaba de hacerme vibrar. Estrechaba mi ano, aprisionando su verga, hasta que súbitamente empezó su impetuoso bombeo, fue fabuloso. Cada vez que penetra su verga, mi cabeza se elevaba, aprovechando alguna de las chicas a aplicar sus labios contra los míos, prendiéndonos en un ardiente beso. Era todo tan delicioso, que si bien mi actitud era pasiva, recibía constantemente el ímpetu de su actividad, manteniendo mi cuerpo en un estremecimiento continuo.

Gritaba como sacada, ese roce en las paredes de mi conducto, era alucinante. Exhale, gemidos y gritos de placer hasta mi último aliento, cuando un maravilloso orgasmo inundo mí ser. No tarde en tener un segundo, al percibir el esperma de mi novio colmando el recinto de mi recto. Apenas acabo, me agradeció, desatando mis ligaduras, nos abrazamos y nos besamos.

Se tiro a un costado, para reponerse. Me sentí ruborizada, al ver a las chicas observándome embelesadas, ante el espectáculo que había protagonizado. Que sin darme demasiado respiro, saltaron como dos felinas sobre mí, para poseer mi cuerpo. Con sus ávidas bocas y lenguas, procuraban más sexo. Hugo me besaba en la boca, terminando en un enlace frenético de nuestras lenguas.

Las chicas continuaron sobre mí, chupando fervientemente mi vagina y mis pezones. Me sentía como si fuese su presa, a la espera de ser devorada. Estaba bastante cansada para continuar, pero no me dieron respiro. Sus bocas y lenguas seguían, gemía cada vez más, y así prosiguieron hasta producirme una sucesión de fabulosos e indescriptibles orgasmos. Mientras Hugo miraba embelesado, el acto que estábamos ejecutando, que después de un largo intermedio volvimos a reanudar.