viernes, 21 de mayo de 2010

Demasiado tarde 3

Los tres quedamos agotados.
Silvia, nos invitó a darnos una ducha.

Por lo estrecho de la ducha, nuestros cuerpos quedaron muy pegados, Silvia en el medio, se alternaba para que cada uno de nosotros le enjabonáramos la espalda.
Obviamente, el otro tenía la posibilidad de enjabonarle los pechos, jugamos un largo rato debajo de la ducha.
Alternábamos con algunos besos, que Silvia sin pudor nos daba cada uno de nosotros.

Las caricias y el jabón fueron subiendo de tono, y a la espalda y los pechos se sumaron las nalgas y la entrepierna. Ella a su vez, con la mano llena de espuma, enjabonaba los falos, y luego a lo otra vuelta los enjuagaba.

Cerramos la ducha, y nos quedamos los tres mojados sin saber que hacer.
Ella tomó un toallón, y comenzó a secarnos el pito. Lo secaba y lo pajeaba.
A esta altura, ya estaban los dos erectos.
Nos secó las espalda. Se envolvió en el toallón y se fue directo al cuarto.
Jorge y yo la seguimos.

Se tiró en la cama. Me pidió que trajera algo para tomar de la cocina.
Jorge se tiró a su lado. La contemplaba incrédulo.

Cuando volví Jorge le estaba besando los pechos. Ella desperezada lo dejaba hacer.
Relatos Eroticos
Serví dos copas y le acerqué una a Silvia. Ella se reclinó. Bebió un sorbo y se lo pasó a Jorge.
Dejamos nuestras copas en la mesa de luz.
Ella se volteó y sacó unos condones del cajón. Me sorprendió porque nosotros nunca usábamos forros para coger.
Me extraño que tuviera forros guardados en la mesa de luz.

Tomó uno y con sutil elegancia,….lo sacó y se lo puso a Jorge,..”Ahora te voy a coger yo”
Se montó sobre su pija, y la deslizó lentamente dentro de su vagina. Al principio lentamente, por la sequedad del jabón,…y luego rítmicamente la fue introduciendo toda.
Jorge le apretaba los pechos,..la tomaba de las caderas para acompañar el ritmo.
Ella se tirba para atrás, recogía su pelo, y volvía a montarse con desesperación.
Me miraba complice. Deslizaba su mano sobre mi pecho. Cada tanto paraba de menearse, para tirarse de lado y darme un beso.
Me pidió que la ayudara a acabar. Que estaba disfrutando de cogerse a Jorge, como yo le había pedido, y que quería que yo también lo disfrutara.
Me coloqué detrás de ella. Sentía su espalda contra mi pecho. Veía la cara de mi amigo de la infancia. Sentía el olor de ambos.
El la penetraba con fuerza. Ella quería ser penetrada.
Yo la tomaba del cuello, desviaba su cara y la besaba.
Sentí el temblor de sus caderas. Sentí en su cuerpo la duda de sacar la pija o empujar más fuerte.
Sentí la contracción de sus músculos. Soltó su grito y se volcó sobre el pecho de Jorge.
Jorge la incorporó y la bombeo un par de veces más. Ella con gusto espero la acabada de él.

Casi con dolor se bajo de la cintura de Jorge.

Respiró profundo. Saboreo el ambiente. Tomó un sorbo de vino fresco.

Se recostó sobre el cuerpo de Jorge, puso su cabeza en el pecho,..levantó su cuerpo, y me dio uno de los más lindos regalos…

“Jolo, quiero que me cojas la cola”……

Tomé con cuidado sus caderas.
Su cola se abrió como una ofrenda. Estaba muy caliente. Apoyé mi verga sobre su ano, y empuje con suavidad. Ella se aferró al cuerpo de Jorge. El le acariciaba la cabeza, la espalda.
Yo sentí como lentamente iba cediendo. Su ritmo me indicaba que estaba disfrutando. Sus caricias y sus besos en el torso de Jorge, era su manera de soltarse.
Jorge se sentó en la cama y comenzó a masturbarse, ella lo miraba,..cada tanto lo tocaba,….la erección iba en aumento.
Yo la cogía con fuerza. Ella pedía más y más. Pasó la mano entre sus piernas y comenzó a masturbarse.
Sentía y gemía. Miraba la pija dura de Jorge a punto de estallar. El la acercaba a su cara,..y ella la besaba, pero volvía a pajearse. Quería acabar.
Su mano buscaba con frenesí el orgasmo.
Era una mezcla de olores imposible de identificar. Todo era sexo.
Jorge acabó sobre su cuerpo.
Al sentir la contracción de su cola, la tomá de las caderas y la clavé con fuerza.
Bastó que sintiera mi leche correrse por su cola, para que su mano apretara con fuerza la vulva y soltara su orgasmo.
Fue gemir y desplomarse. Yo caí sobre su cuerpo.
Jorge la tomó de la cabeza para que ella terminara de limpiar con su boca los restos de su semen. Ella lo comió, casi inconsciente.

Nos quedamos unos minutos tirados sin decir nada.

Esta vez el baño fue individual.
La fiesta se había acabado.

Jorge fue el primero en irse.

Yo me preparé para quedarme.

“Vos también tenés que irte”, me dijo.

Mi cara de sorpresa la debe haber desconcertado.

“Si es verdad” “Que no te engañe lo que pasó ésta noche”

“Vos siempre habías soñado una noche así” “Pero mi sueño con vos era mucho más largo”

Sentí que la soledad volvía a mí.

“Esta es mi despedida” “Ahora puedo decir que no tenemos pendientes”

Por eso mis queridos lectores, si alguna vez tienen la suerte de encontrar una mujer que les llena la vida, no olviden decirle TODOS LOS DIAS QUE LA AMAN, porque cuando la soledad los atormente, solamente recordaran el gusto de sus besos.


Dedicado a Silvia, quién espero que lea éste relato.