Yo tenía 15 años, era un chico normal, de esos que no buscan problemas pero que no se quieren quedar afuera de lo bueno. Bastante tranquilo, sin complicaciones, morocho, de 1.86 de alto, buena contextura física y ojos color miel. Reconozco no ser muy lindo, pero siempre tratando de estar fachero a toda hora, cuando la situación lo amerite. Yo estaba en noveno grado del colegio publico (para los que viven en Capital Federal sería segundo o tercer año de adultos). No éramos muchos en el curso, entre los varones y las mujeres seríamos unos 20, 12 chicas y 8 chicos. De todos, yo estaría ranqueado en el cuarto puesto de los más lindos, así que estaba bastante bien. Pero no todas mis compañeras estaban buenas, solo 4 o 5 eran bonitas.
Pero había una que nos volvía locos a todos los pibes, Brenda, la “trolita” de la clase, tetas magníficas, culo perfecto tipo manzanita, cara de puta, todo lo que un chico de esa edad necesita para una buena tarde de pajas. Aunque había una de la cual estaba enamorado perdidamente, Yamila, una chica rubia, de 1,70, lindas tetas pero no tan buenas como las de Brenda y un culo precioso, de esos que te dan ganas de mirarlo fijamente. No era flaca ni tampoco gorda, de una contextura media. Pero no me daba ni boliya, tanto que casi me muero al enterarme que estaba con otro pibe de la clase. Pero volviendo a la “trolita”, ya para los últimos meses de escolaridad, casi todos mis compañeros se habían transado a Brenda, pero ninguno logro llevarla a la cama. Yo, a pesar de que me mataba a pajas pensando en todo lo que le haría, nunca tuve la oportunidad de darle siquiera un beso, pero fue con la menos pensada que tendría mi debut sexual.
Un día de noviembre, pude hacer al menos amistad con Yamila, eso me renovó las esperanzas, y más aún cuando me había enterado días después que había cortado con el pibe que estaba saliendo. A partir de ahí nos hicimos buenos amigos. Corrieron los días del mes hasta que llego la última semana en la cual se cierran las notas. En Historia, yo y algunos más teníamos notas bajas pero la profesora nos dio la chance de poder sacar una buena nota y aprobar la materia sin ir a diciembre, haciendo un trabajo con láminas para exponerlo al frente de la clase. Y como era de a dos, ella me había elegido para hacer el trabajo. La verdad no se si fue el destino o que, pero hasta hoy agradezco la suerte de que ella haya decidido que el trabajo lo hagamos en mi casa y un domingo (el lunes había que exponerlo), y que mi familia tenía programado un paseo al mercado japonés, al cual no fui para hacer el trabajo.
Cuando llegó el día, mi familia se fue a la mañana, entre las 8:30 y las 9 (cosa que no recuerdo muy bien ya que los domingos suelo dormir hasta tarde), y medio entre dormido me levante a despedir a mi familia, pero el sueño pudo más que yo y volví a meterme en la cama. Sin embargo, como a las 11 sonó el timbre, otra vez me desperté completamente y en bóxer baje a abrir la puerta pensando que era alguno de mi familia que se había olvidado algo (había perdido la noción del tiempo), y para mi sorpresa era ella, estaba vestida con una minifalda de jean que le remarcaba su precioso culo y una musculosa escotada blanca que dejaba a la vista sus hermosos y bien parados senos. Cuando me di cuenta que era ella, me sonroje y le pedí disculpas por recibirla de esa forma, a lo que ella se tapo la cara pero en la primera reacción había mirado fijo mi pene (no era gran cosa, digamos del tamaño normal, pero en ese momento estaba semi erecto y hacía bulto en mi bóxer).
Tapándose la cara la hice pasar, yo rápido subí las escaleras hasta mi cuarto, cuando regrese vestido con un short de fútbol y una remera, ella estaba sentada en el comedor. Le volví a pedir disculpas por como la había recibido, ya que no la esperaba tan temprano, a lo que ella contesto que vino temprano porque sus padres habían salido y al estar sola en su casa decidió venir a esa hora (habíamos quedado que venía después del almuerzo). Me senté al lado de ella y hablamos un par de cosas del colegio, chusmeamos otras sobre nuestros compañeros de clase, y luego le pedí que me acompáñese a mi cuarto para que me ayudara a bajar unos libros y otras cosas, a lo que aceptó y además quería conocer el interior de mi casa. Cuando entramos yo me dirigí a buscar los libros y las cosas para hacer el trabajo, y ella miraba algunas fotos, trofeos de fútbol, cuando entonces encontró unas revistas (Hombre, Playboy, Maxim) arriba de un escritorio. Yo no me había dado cuenta porque estaba de espaldas.
Mientras terminaba de agarrar los libros, ella me preguntó, -¿A si que con estas revistas te tocas pensando en mujeres?, cuando termino de preguntar eso, me di la vuelta y no sabía que contestar, no salía del asombro de lo que me había preguntado y que me quería matar porque me había olvidado de guardar esas revistas (aunque después me no fue tan malo), ella estaba sentada al borde de mi cama (de plaza y media en la que dos personas pueden dormir y coger perfectamente), -Ehhh, bueno sí, es lo que hacemos los hombres, atine a responder, a lo que ella repreguntó, -Y en quien pensas cuando te tocas, en estas mujeres o en tus compañeras de clase?, todavía no salía de mi asombro lo que estábamos hablando y lo que me preguntaba, pero intente en ese momento de confusión sacar algo de provecho y le conteste, -Si me toco pensando en esas mujeres, pero me gusta más cuando pienso en vos.
Ella se ruborizó, sonrojó y sonrió, me acerqué y me senté a su lado, me dio un beso profundo y puso su mano encima de mi bulto (que estaba semi erecto a causa de la situación) y me pidió que se lo mostrara, ya que se había quedado con la imagen de cuando la recibí en mi puerta. Sin dudarlo me corrí el short y el bóxer hasta las rodillas, mi miembro quedó libre y a la vista de sus ojos, a lo que ella lo agarró y comenzó a pajearlo como si fuese una profesional (al menos para ser la primera vez que una chica me la tocaba estaba bien), me dio un beso en la boca y me termino de bajar el short y el bóxer. Acto seguido se arrodillo frente a mí y comenzó a chuparlo de una manera muy especial, yo en ese momento no podía creer lo que pasaba y me dejé llevar por la situación. Una vez que había terminado de sobarme de manera deliciosa la pija, yo me termine de desvestir, ella también lo hizo, solo se había dejado puesto el corpiño que sostenía sus tetas y una tanga rosa que cubría su conchita, deje que ella tomará las riendas de la situación y se acostó en mi cama, y me pidió que le devolviera el favor.
Ella se recostó, se abrió de piernas, me arrodille frente a su vagina (recordé en ese momento las películas porno que había visto y los consejos de algunos de mis amigos que ya lo habían hecho), le corrí la tanguita y comencé a jugar con su conchita (era de un color clarito, sus labios no eran muy gruesos pero estaban bien y estaba depiladita). La lamía, la frotaba con mis dedos, apretaba su clítoris, noté como se excitaba, no solo por sus gemidos, sino también porque se estaba mojando mucho por su vagina. Luego de unos 10 minutos haciendo eso, estaba decidido a ponérsela, a lo que ella me dijo que no, que prefería en otra posición, que ella me iba a enseñar. Se paro, yo me acosté, ella se liberó de su corpiño dejando libres sus hermosas tetas, con unos pezones duros y rosaditos lo cual me excitó mucho e hizo que mi pija se parara como nunca, y se sacó la tanga. Subió a la cama, de frente y sobre a mi, y yo mientras chupaba sus ricos pezones, ella acomodaba mi pene dentro de su vagina (en ese momento pensé que necesitaba un forro, pero me arriesgue y lo hice sin uno, total ya estaba jugado).
Cuando entro en su vagina, lo cual no fue complicado porque se lubricó con los jugos de su concha, empezó a cabalgarme de una manera especial, a su ritmo, poco a poco fue aumentando la velocidad hasta que sus gemidos no aguantaron más y se vino en precioso orgasmo que baño mi pija en líquidos, y yo habiendo aguantado lo más que pude, me vine llenando su concha con mi semen caliente, cosa que parecía nunca acabar de salir de mi pene, pensando en la edad y etapa que estábamos (pubertad) era normal ya que es cuando más se desarrollan las hormonas sexuales, y cuando saqué mi choto de su conchita, todavía no estaba del todo caído, seguía algo tieso (también estaba preocupado porque le había acabado en su vagina, peor me dijo que tomaba pastillas, que no me preocupara).
De su concha caían líquidos, mezcla de sus jugos y mi semen. Para nada cansados, yo quería seguir, quería sacarme las ganas que no pude con la “trolita” de la clase, y ella también quiso que continuáramos con la cogida, ya que estaba muy excitada con la situación. Cambió de posición y de espaldas a mí, colocó mi pene en su concha y comenzó de nuevo a cabalgarme, de manera más fluida y rápida que la primera vez. Luego de varias subidas y bajadas, decidí tomar el control (ya me sentía más seguro), entonces la tome por la cintura y la empuje despacio hasta ponerla en 4, se la volví a colocar en su vagina y seguimos cogiendo de manera espectacular, hasta que no aguante más y me vine otra vez, ella luego de unos segundos también se vino sobre mi pija.
Caímos de costado sobre la cama en posición de cucharita, note que ella suspiraba y notaba sus piernas cansadas por la cabalgata que le había pegado a mi pija, pero yo quería seguir, estaba loco, desenfrenado, sentía que podía continuar, y se la puse de nuevo, de costado en la pose que habíamos quedado, en cucharita, y comencé otra vez a penetrarla, luego tome sus senos, comencé a acariciarlos, a apretar sus pezones y subí mi velocidad hasta que gemía de manera descontrolada, me pedía que no parase, tenia una de sus manos chupándose los dedos y la otra tocándose su clítoris. Luego de unos 20 minutos dándole sin parar acabe por tercera vez consecutiva dentro de su vagina, ella también se vino en un orgasmo. Sin sacar mi miembro de su orificio, la abrace y quedamos así unos minutos, hasta que saque mi pija y le pedí que me la limpiara.
Ella lo hizo de manera genial. Nos quedamos acostados desnudos en mi cama, ella con su cabeza en mi pecho y yo mirando el techo. Hasta que le ofrecí que se bañase en mi ducha, aceptó y bajó las escaleras.
Mientras bajaba, yo pensé lo afortunado que fui, y que jamás me habría pensado que sería ella con la que haría mi debut sexual, y más de la manera en que lo hizo, teniendo experiencia y sacándome las ganas de una buena cogida. Cuando me puse el bóxer y el short, y bajé al baño a orinar pensé que había sido el fin mi debut, pero estaba muy equivocado...