miércoles, 14 de octubre de 2009

LA SECUNDARIA: EL DEBUT-2

Mientras bajaba las escaleras dirigiéndome hacia el baño, pensaba en lo que había sucedido, en lo que habíamos hecho, y aun no salía de mi asombro, todo era nuevo para mí, jamás pensé que iba a terminar haciéndolo con la chica de la que estaba enamorado, pero que nunca me había dado bola. Cuándo entre al baño, encontré sus ropas arriba del canasto, y escuchaba el ruido del agua caer mientras ella se bañaba. Cuándo levante la tapa del inodoro para orinar, ella me preguntó si me había gustado, yo respondí que si, que fue lo mejor que me había pasado hasta ese momento (aunque lo que vendría después sería mejor), a lo que yo le pregunte porque sintió tantos deseos de coger conmigo.

Ella respondió que se había excitado con la imagen de mi miembro erecto guardado dentro de mi bóxer, y al ver las revistas que tenía, se había excitado aun más y al principió quiso jugar conmigo para ver hasta donde llegaba la situación pero termino con ganas de coger. También agregó que ya lo había hecho con su ex, por eso no le había costado que mi pene ingresara en su vagina, y teniendo en cuenta que era mi primera vez, prefirió tomar las riendas en nuestra primera experiencia sexual. Yo todavía tenía una duda, la de porque había dejado a su novio, a lo que ella respondió que fue porque la primera vez que lo hicieron él fue demasiado bruto y poco cortes, además quiso que le entregase el culo y si se negaba se lo hacia a la fuerza. Ella entendió que estaba mal de la cabeza, así que en vez de discutir por eso prefirió que la relación se acabase esa misma noche.

Cuándo termino de bañarse, me pidió una toalla ya que en la mampara de la ducha no había ninguna. Al abrir la puerta para dársela, la encontré obviamente desnuda, pero toda mojadita por la ducha que se había dado. Yo la miraba fijamente, su cara, sus tetas, piernas, todo. Ella al verme como la miraba, se sonrojó y sonrió, y me pidió que la secara. Yo, nervioso al principio, comencé a pasarle la toalla por sus piernas, luego subí por sus muslos hasta sus caderas. Ella al verme así, me tomo de las manos y las dirigió secando sus hombros, sus senos, su cola, hasta su conchita. Mientras la secaba, ella presionaba mis manos a la toalla sobre su vagina. Eso hizo que se excitara un poquito, a lo que yo empecé a frotar mi dedo índice por sobre su vagina, y luego retire la toalla completamente para poder acariciarle mejor su conchita. Noté que estaba húmeda, producto de la ducha, pero luego de tocarle los labios vaginales y su clítoris, empezó a mojarse mucho más y a suspirar profundamente, se estaba excitando más que la vez anterior.

Mientras yo hacía esto me encontraba de pie frente a ella, y al ratito me arrodille buscando una mejor posición donde mis dedos y mi lengua tuvieran un mejor acceso a su placer. Chupaba su clítoris, pasaba mi dedo por sobre su vagina, cada vez más y más se mojaba, sus suspiros eran más profundos, hasta que se me ocurrió meterle la puntita de la lengua dentro de la concha. Cuándo lo hice, se excitó aun más, se mojaba el doble, hasta que llegó el momento en el que se vino en un gran orgasmo.

Una vez que se había terminado de acabar, yo estaba con mi miembro al mango por la imagen de su concha acabándose en mis dedos, ella al ver esto, me pidió que la cogiera, que no aguantaba más sin mi pija dentro de su conchita húmeda. Sin dudarlo dos veces, me paré, me saqué los pantaloncitos de fútbol, el bóxer y la remera, y me paré frente a ella. Me abrazó por la altura de mi cuello y yo por su cintura (mis manos quedaron sobre sus nalgas), y nos besamos como si fuésemos dos tortolitos. Mientras nos mimábamos con besos, yo, que estaba tan excitado como ella, la tome con mis manos por su culo y la alcé hasta que su vagina quedó encima de mi pija (la hice a upa), y ella me tomo con sus brazos por mi cuello y con sus piernas se aferró a mi cintura. Una vez que estuvimos asentados en esa posición, con una de mis manos tome mi pene erecto y se lo coloque en la entrada de su concha y ella al sentirla, entendió que debía hacer un movimiento de abajo hacia arriba. Cuándo bajó, mi verga se ensartó de una en su vagina, lo que provoco un hermoso gemido de placer de parte de ella.

Al principio los movimientos eran un poco lentos, pero fui aumentando la velocidad poco a poco hasta tener un ritmo lo bastante rápido como para que ella se venga en un orgasmo rápidamente. Pero, luego de unos 10 o 15 minutos de penetrarla en esa posición y que nuestros suspiros y gemidos se mezclaran entre sí, mis piernas empezaron a tambalearse por el accionar de esa posición en la que estábamos teniendo sexo. A lo que sin dejar de darle, busqué algo en que apoyarme para no caerme al piso, y mire de reojo al inodoro (a pesar de que la base se mueve un poco, es bastante resistente), y sin pensarlo me senté encima de él. En cuanto lo hice, ella buscó la forma de seguir cogiendo, pero tuvo que salirse y sentarse sobre mis muslos de espaldas a mí.

En cuanto lo hizo, volví a colocársela de una, y ella empezó a cabalgarme, de arriba hacia abajo, yo aproveche y la tome por sus senos, y mientras los acariciaba y apretujaba sus pezones (que estaban duros), la empecé a besar en su cuello, lo que hizo que se excitara aun más, y que sus movimientos sean más rápidos y fuertes. Luego yo también empecé a acompañar sus movimientos, haciendo que estos sean el doble de rápidos y fuertes y provocando un hermoso ruido producto del choque de sus nalgas con mis muslos.

Después de un buen rato grachando así, sentí que me venía como nunca, así que empecé a acelerar aun más el ritmo, ella al notarlo empezó a gemir como nunca y mis suspiros eran más profundos aun,

-Me vengo me vengo, le dije
-Yo también me vengo, por favor vengámonos los dos juntos, me dijo

Luego de ese pequeño dialogo, nos vinimos casi al mismo tiempo, después de haber aguantado bastante, se la largue toda adentro de su hermosa concha y ella se vino sobre mi dura pija. Se desplomo sobre mí y yo contra la pared, y luego de estar unos minutos así, le pedí que me la limpiara toda, se paro y arrodillada me le chupo de manera única, lamiendo con su lengua hasta la última gota de semen sobre la cabeza de mi pene.

Una vez que había terminado, yo necesitaba un baño rápido de agua fría porque no aguantaba el calorcito que hacía ese día y más aun después de haber cogido dos veces, a lo que le ofrecí que nos bañáramos juntos. Ella accedió, pero me dijo que solo sería un baño porque ya estaba agotada de coger, así que al ingresar a la ducha, nos dimos unos besos, nos enjabonamos la espalda, nos hicimos unas caricias. Terminamos nuestro baño juntos y envueltos en una toalla tapando nuestras intimidades, salimos del baño y nos dirigimos a la cocina, mire la hora y eran las 14:30. Fue ahí cuando nuestros estómagos rugían pidiendo algo para comer. Así que mientras ella ponía la mesa para nosotros, yo cocine unas milanesas al horno. Nos comimos ente los dos 6 milanesas con ensalada, estábamos más que satisfechos.

Luego le ayude a levantar la mesa y mientras lo hacía, pensaba en lo que había descubierto, lo que la excitaba y daba placer, eso era chupar y apretar su clítoris (luego descubriría que eso era en la mayoría de las mujeres) y los besos en el cuello. Una vez que terminamos, empezamos con el trabajo para aprobar Historia. Mientras yo hacia unos recortes sobre la mesa, ella se había tirado en el piso con el culo para arriba a hacer una lámina, lo que provoco que se lo mirara con gran cariño. Pensé entonces que tal vez ese día podría desvirgarle el ojete después de todo lo que había pasado, pero esa idea se desvaneció rápidamente de mi cabeza. Aunque, fue ella la que me lo ofreció unos días más tarde...