viernes, 23 de octubre de 2009

Desvirgando a mi prima

Mi relato comenzó cuando yo tenía 20 años y vino mi prima Cristina a pasar una temporada con mi familia para olvidar algunos problemas que tenía con sus padres(os aseguro que los olvidó). Ella por aquel entonces tenía 18 años, era rubia, llevaba gafas y un aparato de ortodoncia que la hacía un poco fea además aparentaba ser más niña por su forma infantil de vestir.


Mis padres trabajaban en turno partido por lo que tenía que estar con ella casi todo el tiempo, una noche mientras cenábamos mis padres nos aconsejaron que fuésemos a la piscina municipal o al río que pasa cerca de donde vivíamos. Al día siguiente decidimos ir a la piscina municipal, al entrar le indiqué dónde estaban los vestuarios y le dije que la esperaba en la salida, cuando salió de allí me di cuenta que todo iba a cambiar entre nosotros, aquella chica un poco repelente se había quitado las gafas y lucía un minúsculo bikini que prácticamente no tapaba casi nada,.


Bajo la fina tela se imaginaba un coñito tierno y virgen y unos pechos que parecían querer salir de su opresión, pasamos el día jugando en la piscina tocando su cuerpo intentando que no se diese cuenta que aquello para mí no era un juego. Sus pezones estaban muy duros y eso hizo que tuviese que salir de la piscina para ir al baño intentando disimular mi erección, parecía que iba a reventar el bañador y una vez allí tuve que masturbarme, no podía creerlo lo había hecho pensando en mi prima. A las seis nos fuimos y ella se puso otra vez aquellas gafas y aquellos trapos, volvía a ser la niña repelente.


Por la noche planeamos ir al día siguiente al río a pescar, aproveché para aconsejarle que cogiera el bikini pues allí había un agua cristalina y ella asintió con la cabeza. Nos levantamos a las 8 de la mañana, cogimos la moto y ella me propuso conducirla, yo no puse ningún inconveniente, durante el trayecto me cogí a su cintura y con disimulo le rozaba los pechos por lo que otra vez mi erección fue evidente. Cuando llegamos preparé los artilugios mientras ella preparaba el almuerzo, a media mañana por fin se quitó la ropa, las gafas y otra vez aquella hembra estaba frente a mí, yo me puse las gafas de sol para poder mirarla sin que ella lo notase.

Cuando menos lo esperaba me dijo que si le podía untar crema protectora, yo sin dudarlo me fui hacia ella, se puso boca abajo y empecé a untarle la crema, aquella situación me envalentonó de tal manera que le propuse que hiciera top-less pues aquel lugar era muy tranquilo, ella no dudó ni un instante se soltó el nudo y ante mi cara aparecieron sus pechos en forma de pera, eran medianos pero muy bien formados, yo no sabía qué hacer, si tocárselos o seguir pescando, final esta vez no pude evitar tocarlos e incluso los besé, después me propuso ducharnos juntos.

Sin dudar me desnudé y vio mi pene, estaba duro, se agachó y se lo llevó a la boca, todavía llevaba el aparato de ortodoncia, me la chupó, estuvo jugando con mi pene, le daba mordisquitos, el roce con el hierro frío era algo total, nos metimos en la ducha y la hice sentarse, abrí sus piernas y metí mi lengua en su coño, ella gemía mientras me sobaba el pene, después me dijo que la penetrase por detrás para guardar su virginidad, la giré de espaldas, la puse un poco en cuclillas y de un golpe seco se la metí hasta que mis huevos tocaban sus cachetes, se estremecía de placer, su culo se tragaba mi polla como si nada, al momento se la saqué, se giró y abrió su boca para acoger mi corrida, descargué dentro y ello me miró riendo mientras se le escapaba la leche entre sus labios, después nos lavamos..

Por la noche mis padres nos preguntaron que cómo había ido y entre sonrisas de complicidad les dijimos que muy bien, después de eso pensé en lo que había hecho, me había tirado a mi prima de 18 años en la bañera de mi casa y en ese momento decidí poner fin a aquello.

Durante toda la semana siguiente intenté evitar roce alguno, en cambio ella no dejaba de calentarme, se paseaba por casa en ropa interior o simplemente con una camisa que cubría su perfecto cuerpo, así pasaron los días, ella seguía insinuándose, otro día salió de la ducha tapándose con una toalla que al pasar junto a mi lado dejó caer ante mí y otra vez pude ver aquel cuerpo joven y sensual, como yo intentaba no hacerle caso, me amenazó que si no hacía lo que ella quería le contaría a mis padres lo que habíamos hecho, yo no tuve más remedio que obedecer, una vez me hizo echarle un bote de nata por todo su cuerpo y después tuve que lamerla toda, entre sus piernas, sus tetas y aquello para mí no fue una obligación aunque así se lo hice creer.

Ese mismo día estuve pensando que si quería sexo lo iba a tener en ración extra, le dije que íbamos a probar una cosa nueva, la até de manos, le tapé los ojos y la puse en pompa encima de mí, me saqué el cinturón y le di unos azotes, por cada azote ella me respondía con un gemido, como aquello no surtía efecto decidí poner fin a algo que ella guardaba con mucha gusto así que decidí desvirgarla.

Me desnudé, le obligué a que me la chupara y otra vez el roce con aquel aparato bucal y los movimientos hábiles de su lengua hicieron que me corriera entre sus labios y ella aún me dijo que quería más, la tumbé en la cama con las piernas abiertas, cogí espuma de afeitar y le rapé los pocos pelitos que tenía, después se lo comí entero por lo cual mi pene entró otra vez en erección, la giré de espaldas, le mojé con los dedos la entrada de su culo y cuando ella esperaba esa enculada, de un golpe seco se la metí en su coñito, ella gritó de dolor, pero aquello dio paso a un jadeo constante, yo empujaba a muerte mientras sentía mis huevos golpeando su culo, ella me decía que siguiera, mientras me la tiraba, con las manos pellizcaba sus pezones, se la sacaba del coño y se la metía en el culo, así durante un rato.

Ella tuvo dos orgasmos antes de que me corriera inundando su coñito afeitado, la giré, le di un beso en la boca y le dije que cuando me provocara tendría otra ración. Y le cumplí, y vaya si le cumplí...